sábado, 28 de noviembre de 2009


                   











                                             Paso a paso avanzo por una vereda, todo está oscuro, hace frío, ya casi estoy.
   Entro en el claro, hay un fuego en su centro y gente  que baila y que observa y bebe vino tinto y come  carne.

la gente te interroga y después te reclama todo el silencio con la mirada.
parece que... solo el viento y las pisadas de las bailarinas y sus respiraciones, de vez en cuando casi un grito sordo dentro del ritual. 
Observo el movimiento, aun no lo disfruto, es extraño aunque reconocible, alrededor todas las pupilas están encendidas por del reflejo del fuego y del vino. Penumbra, estas personas son seres extraños a los cuales casi no conozco, he hablado con ellos tres, cuatro veces a lo sumo, pero era de día y estabamos en el pueblo como la gente normal y ni ellos ni yo, eramos los mismos.
es la primera y la última vez que pruebo la carne humana.

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